Modus Operandi: Enedina Arellano Félix, la mujer que lideró el Cartel de sus hermanos
El narcotráfico es un negocio para el crimen organizado, administrado mayormente por hombres; sin embargo, aunque pocas, sí ha habido mujeres que han figurado como líderes de bandas delincuenciales. Hubo incluso una que puso a temblar al mismo Chapo Guzmán, heredera del cártel de Tijuana, Enedina Arellano Félix.
Nació en 1961 en Culiacán Sinaloa, poco se sabe de su niñez y juventud, pero se le conoce como «la Jefa». Es hermana de los Arellano Félix, líderes del cártel de Tijuana.
Aprendió a mantener un bajo perfil, mismo del que sus hermanos carecieron y que le permite mantenerse en operaciones hasta la actualidad. Antes de tomar como tal las riendas del cártel de Tijuana, Enedina se encargaba de las operaciones financieras de la organización criminal, en específico en el lavado de dinero.
La describen como una mujer seductora, perspicaz y de carácter fuerte, cualidades que le permitieron concluir su carrera de Contaduría en Guadalajara.
Enedina Arellano, también conocida como la «Narcomami», era admirada por muchos hombres y temida por las autoridades de Baja California. Fue la desgracia de otros, como el caso de Armando López ‘El Rayo de Sinaloa’, íntimo amigo de Joaquín “el chapo” Guzmán, que murió por enamorarse de la mujer equivocada.
«El Rayo» López era uno de los sicarios del cártel de Sinaloa, y tras conocer las pretensiones hacia Enedina, rompió con la relativa paz entre los cárteles, y los hermanos Arellano Félix decidieron, por celos, asesinarlo.
La tragedia se consumó y el mensaje fue claro para Guzmán Loera: cualquier integrante de su grupo no sería bien visto y menos se le permitiría querer enamorar a una de sus familiares. Señalan que el homicidio del compadre del Chapo ocasionó la furia de los de Sinaloa y fue la gota que derramó el vaso para romper la tregua e iniciar una guerra entre cárteles.
Armando murió por amor y abrió la lista de los hombres de Guzmán asesinados. En 1987, se reunió con “El Azul”, líder del cártel de Guadalajara, que le autorizó a eliminar a los hermanos Arellano. Desde entonces las dos facciones comenzaron una brutal guerra, que dejó miles de muertes y que marcó los años 90 en el noroeste mexicano.
Al paso del tiempo y con los líderes del cártel en prisión, Enedina dejó su puesto de contadora y se puso al frente de la organización criminal de la mano de su sobrino, Fernando Sánchez Arellano.
En el momento en que Enedina puso un pie en el máximo cargo de la organización, también lo puso en la lista de los más buscados por la DEA. Desde el 2002 hay informes que lo señalaban como el “cerebro financiero”, sin embargo, luego de perder el territorio contra el cártel comandado por Ismael El Mayo Zambada, ha ido en declive.
Desde entonces, la organización ha bajado la guardia. La guerra que una vez se inició por el corazón de Enedina cayó por voluntad de ella. “La Jefa” ha llevado una vida y actividad bastante discreta en comparación con otros miembros del narcotráfico. Buscada en México y Estados Unidos, la estructura y operación del cártel de Tijuana ha evitado la localización de su lideresa.
La principal amenaza para Enedina ya no es el cártel de Sinaloa, sino el cártel de Jalisco Nueva Generación, quien ha hecho alianzas con los desertores de la organización Arellano Félix para crear el cártel de Tijuana Nueva Generación.