Modus Operandi: «La Matanza de Tlatelolco» no se olvida
El 2 de Octubre no se olvida, ni se olvidará para todos aquellos que perdieron amigos o familiares en aquella masacre durante un mitin que se llevaba a cabo en la Plaza de las Tres Culturas, ubicada en la unidad habitacional de Tlatelolco en la Ciudad de México, ocurrida en el año de 1968.
El recordado movimiento del 68 surgió desde hacía una década, en que existía un régimen autoritario y represivo en México, con intervenciones militares para reprimir manifestaciones en las universidades, generando descontento en la juventud, que veía las protestas en otras partes del continente como en Francia por estudiantes, o Estados Unidos por el pueblo en contra de la guerra en Vietnam, y la lucha por los derechos de las minorías.
Como ejemplo, en el año de 1956, fue intervenido por militares el Instituto Politécnico Nacional en la Ciudad de México, para disolver una huelga de estudiantes, y en 1963 en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, también fue disuelta por el Ejército una protesta, entre otras represiones contra los estudiantes en distintos puntos del País.
Aunado a esto, había mucha tensión en el gobierno, por ser sede de los XIX Juegos Olímpicos del 68, que comenzarían el 12 de octubre. La organización y seguridad era trabajo fundamental del gobierno, ya que por primera vez serían transmitidos por satélite a todo el mundo y semanas antes de su arranque, ya contaban con muchos representantes de medios de comunicación de todo el mundo.
Días antes de la justa olímpica, las movilizaciones estudiantiles eran frecuentes, y algunos periodistas internacionales les dieron cobertura. Eso preocupaba al gobierno de México, porque no era la imagen que querían dar al mundo y el entonces presidente, Gustavo Díaz Ordaz, aseguraba que el movimiento estudiantil era un complot comunista contra los juegos olímpicos.
Las protestas subieron de nivel, cuando una pelea entre estudiantes de las Vocacionales 2 y 5 del IPN y de la preparatoria Isaac Ochoterena, incorporada a la UNAM, en el centro de la ciudad de México el 23 de Julio de 1968, fue reprimida brutalmente por un grupo de antimotines del gobierno capitalino. Los granaderos golpearon a estudiantes y persiguieron a otros que se refugiaron en las escuelas, a donde ingresaron a buscarlos, golpeando a alumnos y maestros cuando impartían clases.
Días después, estudiantes de la UNAM y el Politécnico marcharon contra la violencia policial, y también fueron reprimidos. A partir de ese momento empezó un movimiento estudiantil que en pocas semanas creció rápidamente; varias universidades del país se declararon en huelga. El Ejército ocupó las instalaciones de la UNAM y el IPN, pero no logró contener el movimiento del Consejo Nacional de Huelga. Ante esto, el rector de la UNAM, Javier Barros Sierra, renunció en protesta por la invasión a la autonomía universitaria.
El 2 de octubre se convocó a una gran marcha que partiría de la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco hacia el Casco de Santo Tomás, y la decisión del gobierno fue enviar un mensaje contundente para terminar con la rebeldía de varios años. El ejército desplegó tanquetas y militares para contener a los manifestantes. Medios de comunicación reportaron varios autobuses quemados y decenas de jóvenes detenidos en el Zócalo, mientras tanto, Tlatelolco fue rodeado por decenas de efectivos militares y miembros del grupo paramilitar “Batallón Olimpia”, conformado por miembros del Estado Mayor Presidencial.
Reunidos aproximadamente 10 mil estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas, fueron advertidos de la cancelación de la marcha para evitar el enfrentamiento, y en ese momento, abrieron fuego contra la multitud. El gobierno aseguró que los disparos desde los apartamentos cercanos provocaron el ataque del ejército, pero los estudiantes dijeron que los helicópteros parecían indicarle al ejército que disparara.
Los miembros del Batallón Olimpia llevaban guantes blancos para distinguirse de los civiles e impedir que los soldados les dispararan, arrestaron a los líderes estudiantiles. El asalto a la plaza dejó decenas de muertos y heridos. Los soldados respondieron disparando contra los edificios cercanos y contra la multitud, alcanzando no solo a los manifestantes, sino también a civiles y periodistas.
Testigos afirmaron que militares amontonaron cuerpos sin saber si estaban vivos o muertos, y fueron retirados en vehículos militares y camiones de la basura, y enviados a destinos desconocidos. Los soldados reunieron a los estudiantes en las paredes de los elevadores del edificio Chihuahua, los desnudaron y los golpearon.
Los medios locales informaron que los estudiantes provocaron la respuesta del ejército, con fuego de francotiradores desde los apartamentos que rodeaban la plaza.
A 52 años de la matanza de Tlatelolco, no se sabe con exactitud cuántos muertos y desaparecidos hubo, y no hay culpables . La historia señala al ex presidente Gustavo Díaz Ordaz y a Luis Echeverría, quien estuvo en la Secretaría de Gobernación, como los culpables de la muerte de cientos de personas el dos de octubre, que no se olvida.