Malditos: De Jefe militar a narcotraficante más buscado
El general Jesús Gutiérrez Rebollo nació el 19 de abril de 1934 en Morelos y durante su paso por la milicia encabezó las zonas militares XII en San Luis Potosí, la zona XV en La Mojonera en Jalisco y la IX de Culiacán, Sinaloa en la década de los ochentas.
Gutiérrez Rebollo, un militar con gran liderazgo al interior de las Fuerzas Armadas, con fama de recio e incorruptible, encabezó el Instituto Nacional para el Combate a las Drogas.
Antes de asumir sus funciones como “zar antidrogas”, donde sólo duró 72 días, el General Gutiérrez Rebollo había ocupado durante siete años la comandancia de la V Región Militar, que abarca los estados de Jalisco, Zacatecas, Colima, Sinaloa y Aguascalientes, desempeñándose en forma simultánea como jefe de la XV Zona Militar, con sede en Guadalajara. Jalisco y Sinaloa, zonas en donde floreció el poderoso Cártel de Guadalajara de Caro Quintero y Félix Gallardo, que en los noventa desplazarían a los cárteles colombianos de Medellín y Cali.
El general Gutiérrez Rebollo parecía inamovible; llegó a Guadalajara en 1989, terminó el sexenio de Carlos Salinas de Gortari y llegó Ernesto Zedillo; cambiaron al titular del ministerio de Defensa; pasaron tres gobernadores del estado de Jalisco; hubo rotación de mandos castrenses, pero él permaneció firme en su puesto. Estaba al frente de la región militar cuando el cardenal Juan Jesús Posadas fue asesinado a quemarropa en 1993, y cuando la explotó un coche bomba en 1994, frente al Hotel Camino Real.
Entre sus «éxitos» en la lucha contra el narco se suman las capturas de El Güero Palma en 1995, del colombiano Iván Taborda en 1996, y de los hermanos Lupercio Serratos, en 1996; todos integrantes de bandas rivales del Cártel de Juárez. Estas capturas lo proyectaron como el zar antidrogas congratulado por el entonces embajador estadounidense James Jones, sin embargo, llamaba poderosamente la atención que durante su gestión, el Cártel de Juárez de Amado Carrillo Fuentes “El Señor de los Cielos” nunca fue tocado.
La DEA tenía en la mira al General, y en colaboración con un grupo de inteligencia mexicana, grabaron una conversación de Gutiérrez Rebollo, donde éste discutía con “el señor de los cielos” los sobornos que recibiría por encubrir las actividades ilícitas del cártel de Juárez. También se comprobó que el General vivía desde diciembre de 1996, en un lujoso departamento en la ciudad de México, que le fue proporcionado por Eduardo González Quirarte, presunto lugarteniente de Amado Carrillo Fuentes.
El 6 de febrero de 1997, a medianoche, el General Gutiérrez Rebollo recibió una llamada en su casa del Secretario de Defensa, general Enrique Cervantes, quien le ordenó que se dirigiera de inmediato a su despacho. Al llegar fue detenido por un grupo especial del Estado Mayor Presidencial en total sigilo. La detención se tuvo en secreto durante 13 días y los rumores de problemas de salud o haber sufrido un atentado, no se hicieron esperar.
18 días después de su detención, el General Enrique Cervantes convocó a una rueda de prensa urgente en la SEDENA, acompañado de toda la cúpula castrense. La conferencia causó asombro, al citar que el General Jesús Gutiérrez Rebollo había traicionado a la institución militar y atentó contra la seguridad nacional, al brindar protección al cártel de Juárez, y aseguró que habría un castigo ejemplar, sin importar jerarquías. Gutiérrez Rebollo se convirtió en el militar de más alto rango vinculado con el narcotráfico.
Según el General Cervantes, el entonces Ex Zar Antidrogas Gutiérrez Rebollo, había contratado a varios desertores del Ejército para apoyar las operaciones del cártel de Juárez, y su enlace con el cártel fue su yerno, el capitán Horacio Montenegro quien se desempeñó como responsable de la Sección Segunda de la V Región Militar, donde se ganó sendas condecoraciones por su actuación «sobresaliente» en el combate al narcotráfico y al crimen organizado.
La Casa Blanca, McCaffrey y los jefes de la DEA y del FBI se escandalizaron ante las declaraciones del general Cervantes, porque se había compartido información de inteligencia «altamente sensible» con el general Gutiérrez Rebollo, que éste presuntamente trasladó a “El Señor de los Cielos”. En diciembre de 1996, Rebollo participó en la elaboración de la estrategia conjunta antinarcóticos para 1997, que iba a ser lanzada en forma pública y simultánea en febrero de 1997, en la Casa Blanca y en la residencia oficial de Los Pinos. La preocupación mayor de los gringos era que los 51 agentes de la DEA que operan en México «corrían peligro», al quedar expuestos a las represalias del jefe del Cártel de Juárez.
La captura de Gutiérrez Rebollo habría sido una respuesta forzada del gobierno mexicano para impedir que la revelación se hiciera en Washington, semanas antes de la visita oficial a México del presidente Bill Clinton, prevista para abril siguiente, y la urgencia del por obtener la certificación del gobierno de Estados Unidos.
Gutiérrez Rebollo fue declarado culpable y condenado a 40 años de cárcel en el penal del Altiplano. Su condición de salud derivó que fuera trasladado a un hospital en 2011 ya que padecía de cáncer terminal. Por tal motivo, sus familiares pidieron que el general terminara de cumplir su condena en su domicilio y 24 horas de haber estado fuera de la cárcel, el general falleció tras una intervención quirúrgica de urgencia por el cáncer de cerebro que padecía.
Su hijo, César Gutiérrez, abogado de profesión, afirmó a los medios de comunicación que su familia había recibido amenazas y recordaba que su padre había dirigido tres operaciones de captura contra Carrillo Fuentes, pero que habían sido detenidas por orden de sus superiores. Tras la muerte de su padre, ha dicho que continuará la lucha legal para limpiar su reputación.
Cinco meses después de su captura, la investigación de la inteligencia militar, reveló que 34 militares, entre jefes de alto rango, oficiales y tropas del ejército, estaban involucrados en la protección al cártel de Juárez, y esto confirmó que el escándalo de la captura de Gutiérrez Rebollo era sólo la punta del iceberg, de la corrupción en el gobierno de México, durante los sexenios de Miguel de la Madrid y Carlos Salinas de Gortari y el entonces presidente Ernesto Zedillo.
Años después, otro funcionario encargado del combate a las drogas en el gobierno de México, siendo presidente Felipe Calderón Hinojosa, cimbraría de nuevo al País: se trata de Genaro García Luna, quién estará en el próximo capítulo de Malditos.