Jalisco sobresale por su brutalidad policial
A pesar de que según el Centro de Justicia para la Paz y el Derrarrollo (CEPAD), la tortura está prohíbida desde el año 1948, en Jalisco, los encargados de resguardar a los ciudadanos y darnos paz, se han convertido en varias ocaciones en verdugos, pues constamente son evidenciados por cometer actos de brutalidad policial, abuso de poder y autoridad.
El más reciente, fue el acto cometido por un Policía de Guadalajara adscrito a la Policía Metropolitana, que golpeó con la “cacha» de su arma de cargo a un joven en la colonia Del Fresno, brutalidad que provocó que el ciudadano perdiera de un ojo.
No obstante, esta no es la primera vez que la policía de dicha corporación se ve envuelta en casos de esta índole.
En el mes de diciembre del 2020, policías de Guadalajara fueron acusados de la detención ilegal, tortura y asesinato de Luis Daniel Córdoba Becerra, quien fue reportado como desaparecido luego de que elementos de dicha comisaría lo detuvieran en la calle Cardenal, entre Faisán y Enrique Díaz de León, en la colonia Del Fresno.
Después fue localizado severamente golpeado en la carretera a Chapala; entre la vida y la muerte paramédicos de la Cruz Verde lo trasladaron al Hospital Civil, donde el 4 de diciembre murió a consecuencia de severos traumas en todo el cuerpo, producidos por golpes.
Resalta también el caso de Anahí, una joven asesinada el 15 de junio del 2020, por policías de Guadalajara, luego de que estos abrieran fuego sin provocación contra el auto en el que viajaba la mujer.
Según el Proyecto de Justicia Mundial, (WJP, por sus siglas en inglés), Jalisco ocupa el tercer lugar nacional por tortura y maltrato durante detenciones, traslados y estancias en Ministerios Públicos, con el 87 por ciento.
Los primeros cinco lugares los ocupan Tlaxcala, Aguascalientes, Jalisco, Michoacán y Estado de México, en ese orden.
A nivel estatal, destacan las detenciones, ejecuciones extraoficiales y desaparición forzada de Giovani López en Ixtlahuacán de Los Membrillos; el asesinato de un joven en Casimiro Castillo y la desaparición de los cuatro hermanos Camarena, luego de ser detenidos por policías de Ocotlán, Jalisco.
En la mayoría de los casos narrados en este recuento, los policías responsables fueron separados de su cargo o están bajo investigación. Acciones por parte de las autoridades, que no reparan el daño, que no justifican un actuar tan cruel y despiadado de funcionarios públicos que deberían por principio proteger y salvaguardar a los ciudadanos; actos que hacen que los tapatíos dejen de sentirse seguros bajo el resguardo policial, pues, ¿A quién deberíamos temer más entonces, a los delincuentes o a los policías?
GM