Malditos: ¿Pablo Escobar el narcotraficante más poderoso de Colombia?
Pablo Emilio Escobar Gaviria nació en 1949 en Rionegro, Antioquia en Colombia, y fue un narcotraficante y terrorista, fundador del Cartel de Medellín, que logró controlar el 80% de producción mundial de cocaína en los años 80s y 90s, convirtiéndolo en el hombre más poderoso de la mafia colombiana, acumulando una inmensa fortuna que lo llevó a ser uno de los hombres más ricos del mundo, según la revista Forbes durante siete años consecutivos.
Hijo de un supervisor de fincas y de una maestra rural, Pablo Escobar trabajó desde su niñez en diversos oficios, lavando coches o ayudando en los mercados; también fue criador de vacas, para pasar luego a matón a sueldo y ladrón de coches. Su carrera delictiva se inició con la compra de objetos robados y el contrabando a pequeña escala, hasta que se introdujo en el tráfico de marihuana y, finalmente, en el de cocaína.
En 1974 se inició en la produción y distribución de cocaína, que iría creciendo con el tiempo hasta convertirse en una importante organización delictiva: el Cártel de Medellín. En el año de 1976 fue detenido con 19 kilos de cocaína, pero logró salir gracias a los burócratas que tenía en su nómiona.
Pablo Escobar no quiso estar en el anonimato como sus colegas, y decidió convertirse en un hombre que ayudaba al pueblo, para tener la popularidad y ganar un espacio en el gobierno. Así, financió planes de desarrollo para los suburbios de Medellín y construyó un barrio para gente humilde llamado “el barrio de Pablo Escobar”, un conjunto de 780 viviendas unifamiliares que entregó a la gente necesitada.
Con las obras de caridad y su crecida popularidad, Pablo Escobar había formado un grupo político liberal llamado Civismo en Marcha, y en 1982 logró ser elegido diputado suplente del Congreso de la República Colombiana. El gusto le duró poco porque el periódico El Espectador, sacó un reportaje de sus actividades criminales y su foto posando en un reclusorio, noticia que fue usada en su contra por sus opositores, para eliminarlo del congreso.
En 1983 volvió la clandestinidad, y durante mucho tiempo lograría salir airoso del asedio de la policía Colombiana, la Interpol y la DEA. Su venganza contra quienes lo retiraron de la carrera política, comenzó con el asesinato del ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla. El gobierno del entonces presidente Betancur, declaró la guerra al narcotráfico y al Cártel de Medellín, y en respuesta, Escobar ordenó una ola de asesinatos en la que caerían líderes populares y agrarios, diputados y senadores, periodistas y jueces, candidatos a la presidencia y muchos otros personajes de la vida nacional.
Entretanto, al frente del Cártel de Medellín, Pablo Escobar había llegado prácticamente a monopolizar el tráfico de droga colombiano, controlando buena parte de las rutas marítimas que unen el país sudamericano con Estados Unidos. Sin embargo seguía pesando la amenaza de extradición sobre Pablo Escobar y sus socios de la mafia, que fueron llamados “los extraditables”.
El Cártel de Medellín sembró el pánico colocando coches bomba en las principales ciudades para obligar al gobierno a abolir la extradición de colombianos a Estados Unidos. En 1989, en un atentado contra la sede del Departamento Administrativo de Seguridad, perdieron la vida alrededor de setenta personas. Finalmente, durante la presidencia de César Gaviria se aprobó la Constitución de 1991, en la que quedaba prohibida la extradición de ciudadanos colombianos. Esta ley suponía una garantía para que Pablo Escobar y otros miembros del Cártel de Medellín, decidieran entregarse a la justicia colombiana.
Escobar y sus socios acordaron condiciones bastante favorables, para recluirse en una cárcel que él mismo había construido: La Catedral. Este recinto estaba lleno de lujos y seguridad y desde allí siguió manejando su lucrativa organización. Este escándalo generó reacciones de la DEA, y corrió el rumor de que comandos estadounidenses asaltarían La Catedral y se llevarían al capo, lo que llevó a Escobar a decidir abandonar la prisión en 1992.
El gobierno de César Gaviria, mientras tanto, ofrecía jugosas recompensas por cualquier dato acerca de su paradero. Durante más de un año logró eludir su captura en la clandestinidad, pero la soledad lo llevó a extrañar a su mujer y a sus hijos, y llamar de forma compulsiva a su familia, cometiendo cada vez más errores.
Finalmente el 2 de diciembre de 1993, cuando acababa de cumplir 44 años, fue abatido a tiros por quince policías del Bloque de Búsqueda (grupo especialmente constituido para su captura) en el tejado de su casa del barrio de América, en Medellín, tras ser localizado por unas llamadas.
Se cerraba así uno de los episodios más significativos de la historia colombiana de la segunda mitad del siglo XX. La caída de Pablo Escobar conllevó el desmantelamiento de toda su organización, pero fue aprovechada por una organización más moderna y discreta, para hacerse con el control del narcotráfico en Colombia: el Cártel de Cali, del que hablaremos en el próximo capítulo de Malditos.